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Historia de la termografía infrarroja

El ser humano ha evolucionado a lo largo de su vida y con ello ha ido detectando la radiación electromagnética visible, cualquier otra longitud de onda no es percibida, y, por tanto, existe un mundo invisible para el ojo humano.

Fue el astrónomo Sir Frederick William Herschel quien descubrió la radiación infrarroja en 1800. Dicho hallazgo se logró alcanzar a través de un prisma de cristal que dirigía la luz solar, dividiendo los haces en colores y cada uno tenía una temperatura diferente, que crecía según iba del violeta al rojo.

Tras el gran descubrimiento del infrarrojo por Herschel, los primeros logros técnicos en este campo fueron alrededor de 1920, cuando se pudo empezar a medir esta radiación. Poco tiempo después, esta radiación se convirtió en lo que conocemos como Temperatura.

La primera aplicación fue durante la Segunda Guerra Mundial, donde se usó la radiación infrarroja para la invención de misiles guiados. Tras la guerra esta tecnología avanzó muy rápido, lanzándose al mercado la primera cámara termográfica para civiles en 1960.

Pero, es importante que se entienda que no eran como las de hoy. Las cámaras eran muy pesadas y poco manejables. En 1980 empezaron a aparecer las primeras cámaras que podían ser manejadas de forma más cómoda.

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Entonces, los técnicos en informática aprovecharon todos los avances existentes en el campo termográfico para aplicarlo a su campo, dando comienzo a lo que se le conocería como Era Digital.

Fue a principios de 1990 cuando se dio la evolución más grande sobre las cámaras termográficas. Abaratándose mucho el coste de producción y, por ende, siendo mucho más asequibles para los civiles.

Muchos avances técnicos, un progreso importante en el campo de la tecnología informática y la llegada de la era digital en la mitad de los 90s provocaron la rápida evolución de las cámaras.

La posibilidad de adquirir instrumentos de elevadas prestaciones a un precio cada vez más barato permitieron a la termografía acceder a un espectro muy amplio de aplicaciones civiles.

¿Qué es la termografía infrarroja?

La mayoría de las fallas en equipos, ya sean eléctricos, mecánicos, de proceso o electrónicos. Presentan un aumento importante en la temperatura de funcionamiento mucho antes de que se produzca la falla. La termografía infrarroja puede detectar patrones de calor en el espectro de longitud de onda infrarroja que son invisibles para el ojo humano. Estos patrones de calor pueden ayudar a identificar el deterioro de los componentes antes de que fallen.

La termografía infrarroja es la ciencia de la detección de la energía infrarroja que emite un objeto, que la convierte en temperatura aparente y muestra el resultado como una imagen infrarroja. Literalmente, termografía infrarroja significa “temperatura de la imagen” (termografía) “por debajo del color rojo” (infrarrojo).

Con una cámara infrarroja se pueden obtener imágenes termográficas sin hacer contacto directo con el equipo. Esto significa que puede captar la información termográfica de equipos en funcionamiento a una distancia segura. Además, tener una mejor oportunidad de ver anomalías de temperatura en condiciones de operación normales. Las cámaras infrarrojas más populares (también conocidas como cámaras infrarrojas) captan imágenes térmicas radiométricas que contienen las mediciones de temperatura aparente para cada píxel de la imagen. Con esta función se puede identificar una anomalía y luego estudiarla a fondo para calcular las temperaturas aparentes de los puntos en cuestión.

La naturaleza sin contacto de la termografía infrarroja es ideal para una amplia gama de aplicaciones en las que los componentes están en movimiento, están muy calientes o son peligrosos para el contacto. Son de difícil acceso, imposibles de apagar o podrían contaminar o provocar daños si se los tocara. Las cámaras infrarrojas también son muy útiles para detectar problemas relacionados con la energía o la humedad en la estructura de un edificio.

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Las primeras cámaras termográficas eran grandes, muy costosas, difíciles de usar, lentas para obtener datos y ofrecían una escasa resolución de imagen. La tecnología ha evolucionado, las cámaras son compactas, ergonómicas, fáciles, rápidas de usar, son mucho más asequibles y proporcionan imágenes de alta resolución. Con una cámara infrarroja y una lente correctas puede captar detalles de objetivos de un tamaño tan pequeño como 25 micrones a objetivos de varios cientos de metros de altura. La velocidad y la comodidad de las cámaras infrarrojas actuales permiten realizar inspecciones más rápido y encontrar problemas en áreas que, de lo contrario, podrían haberse pasado por alto.

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