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Termografía infrarroja para uso veterinario

El cuerpo animal genera calor que se disipa a través de la piel y ésta obtiene su temperatura de la circulación periférica local y del metabolismo de los tejidos. El patrón de circulación y el flujo sanguíneo van a expresar el patrón térmico que es la base para la interpretación termográfica. La termografía detecta variaciones de temperatura, identificando daño potencial antes de que haya manifestaciones clínicas aparentes y es una herramienta más.

El cuerpo animal siempre está generando calor el cual se disipa a través de la piel por radiación, convección, conducción. Por esta razón, la temperatura de la piel es generalmente 5 grados más fría que el resto del cuerpo (37°C). Sin embargo, la piel obtiene su temperatura de la circulación periférica local y del metabolismo de los tejidos.

El metabolismo de los tejidos es normalmente constante, por consiguiente, las variaciones en la temperatura de la piel son frecuentemente debidas a los cambios en la perfusión local de los tejidos.

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Normalmente, las venas presentan mayor temperatura que las arterias porque éstas están drenando áreas metabólicamente activas. Por ejemplo, las venas superficiales van a incrementar más la temperatura de la piel que las arterias superficiales y el drenaje venoso de los tejidos u órganos con una elevada tasa de metabolismo, van a incrementar más la temperatura que el drenaje venoso de tejidos normales.

Entonces, el patrón de circulación y el flujo sanguíneo van a manifestar el patrón térmico que es la base para la interpretación termográfica.

Termografía

La termografía es una técnica que permite visualizar y medir temperaturas de superficies. La temperatura de un cuerpo u objeto está relacionada con la cantidad de radiación infrarroja emitida por él, que es invisible a los ojos humanos.

La termografía registra, justamente, la energía emitida en el espectro del infrarrojo. Esta técnica se basa en la utilización de una cámara con un detector que convierte la radiación infrarroja (fotones) emitida por un cuerpo u objeto en señales eléctricas que forman una imagen. Incluso a distancia y sin ningún contacto, es posible hacer una medición cuantitativa de la temperatura de la superficie evaluada.

Actualmente, la termografía está en plena expansión en áreas tan dispares como la astronomía, la seguridad pública, el rescate, la electrónica, la meteorología, la ingeniería de procesos, el mantenimiento industrial, el análisis de la vegetación y el estudio de las temperaturas de los océanos. Sin embargo, es en medicina donde más se nota su progreso y aumenta cada vez más su aplicabilidad.

Esta tecnología está disponible desde hace varios años para las instituciones militares y medicina humana. En 1956 Lawson, reporta la primera aplicación médica de la termografía en el diagnóstico de cáncer de mama.

La termografía en la medicina veterinaria

Desde los años sesenta, se inició el estudio de la termografía. Recientemente, se está ampliando su uso al área de Medicina Veterinaria.

Entonces, la técnica se emplea en especial en caballos, animales de campo, animales de zoológicos y pequeños animales para el diagnóstico de distintas afecciones y el seguimiento del tratamiento.

Además, en medicina veterinaria, la termografía se utiliza principalmente para establecer el diagnóstico, para hacer un pronóstico y para seguir la evolución de un paciente.

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Así mismo, uno de los aspectos más complejos del examen en de los pacientes veterinarios es identificar el lugar exacto de una lesión, obviamente, porque los animales no tienen expresión verbal y sólo demuestran dolor por medio de alteraciones en su postura o su comportamiento, que muchas veces son difíciles de interpretar. Es decir, la termografía revela el área primaria de lesión y ayuda a reconocer los puntos secundarios de dolor que no siempre son claramente identificados en el examen clínico, pero que sí deben ser considerados en el momento de la rehabilitación física.

Una gran ventaja de esta técnica es que permite el diagnóstico precoz de patologías como tendinitis o enfermedad degenerativa articular, ya que las alteraciones termográficas son evidentes antes que las físicas. En los equinos, es capaz de detectar lesiones 1 o 2 semanas antes que se manifieste la claudicación, por lo que es muy utilizada en animales deportistas. 

Una vez instaurado el tratamiento, la termografía sirve para monitorizar el progreso del animal.

Usos y recomendaciones

Algunos de los cuadros clínicos fácilmente identificados por la termografía son: 

  • Lesiones musculares: cuando existen espasmos o contracturas musculares ocasionados por un trauma, al principio ocurre un aumento de la temperatura por la inflamación aguda, pero con la evolución se produce hipotermia debida a la disminución de la actividad contráctil de las fibras musculares y la consecuente reducción de la producción de calor. La hipotrofia también es detectada precozmente por la termografía, antes que sea evidente a nuestros ojos. 
  • Lesiones de nervios periféricos: estas lesiones se identifican con facilidad debido a la disminución de la temperatura en la superficie de la piel controlada por el nervio lesionado (dermatomas). El daño parcial del nervio produce hipotermia por la activación de las fibras simpáticas. La sección completa del nervio lleva a la pérdida total del control vascular simpático y genera hipertermia. 
  • Lesiones de columna vertebral: la inflamación o la infección que involucran áreas vertebrales o paravertebrales dan por resultado hipertermia en la zona de la lesión. Si la lesión es muy intensa, caudal a ella puede haber hipotermia debida a la falta de tono y la hipotrofia musculares.
  • Inflamación: es un fenómeno complejo que comprende reacciones celulares y químicas. Al principio ocurre una breve contracción arteriolar, que es seguida por una prolongada dilatación de arterias, capilares y venas. La respuesta al aumento de la permeabilidad y la activación de mediadores químicos es un incremento de la temperatura local, fácilmente visible en la termografía. En caso de infección, el aumento de la temperatura es todavía más marcado. Según la gravedad de la lesión o su cronicidad, puede haber una disminución de la temperatura local. 
  • Dolor crónico y neuropático: en este caso, la estimulación del sistema nervioso simpático da por resultado vasoconstricción en los músculos y consecuente disminución de la temperatura local.  

Conclusión

La termografía constituye un método fácil y rápido, que no requiere contacto, para la evaluación de alteraciones fisiológicas en tejidos de animales. Por lo tanto, en los pacientes sometidos a rehabilitación física, permite identificar con precisión la ubicación de la lesión primaria y/o lesiones secundarias del sistema neuromusculoesquelético y es una herramienta complementaria para monitorizar la respuesta al tratamiento.

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